Introducción:

Los primeros artesanos del México prehispánico (MPH) surgirían alrededor de 3000 años aC, siendo nuestra cultura madre la olmeca, la encargada del inicio; trabajarían el modelado de exquisitas figurillas, definiendo un primer estilo artístico. Después, culturas como la maya, o la totonaca entre otras, aumentaría el material arqueológico. Empleando los conceptos de la genética clínica, podremos reconocer dismorfias y/o entidades clínicas. Objetivo. Describir el fenotipo del arte escultórico del MPH.

Metodología:

Descriptivo de la observación clínica del fenotipo escultórico, de esculturas antropomorfas labradas en piedra basáltica, arcilla, o barro entre los periodos preclásico al clásico medio.

Resultado(s):

Presentamos material fotográfico de cabezas olmecas, con datos sugestivos de dismorfia del tercio medio facial, así como del cráneo y de los ojos, o de pequeñas figurillas; de los mayas una máscara con estrabismo, varios enanos con dismorfias y obesidad, así como jorobados, sumando los personajes de la cultura totonaca.

Conclusion(es):

El trabajo de cada artesano nos muestra la gran capacidad que tuvieron del cuerpo humano, llegando a describir a enfermos que fueron los elegidos por los dioses, por presentar alteraciones físicas. Considerando que cada cultura mantuvo un estilo propio, pero aplicando el principio de la descripción por inspección clínica, tendremos la presencia de dismorfias craneofaciales con sinostosis, con compromiso facial, o estrabismo, más allá de un rasgo distintivo de una cultura. Las alteraciones óseas estarán presentes, afectando columna vertebral o las extremidades. Disfrutemos de este material que nos invita a su revisión en el arte.